Un dúplex decorado con obras rescatadas de Wallapop, en el barrio de la Concepción
Un amplio dúplex con originales obras de arte rescatadas y construído en las viviendas diseñadas por Sáenz de Oiza
Foto: REDACCIÓN |Vídeo: Telemadrid
REDACCIÓN
En el programa 30 de ‘Toc toc… ¿se puede?’ conocemos un piso en el barrio de la Concepción con interés doble: se trata de un amplio dúplex con originales obras de arte rescatadas de mercadillos e Internet y, además, es una de las viviendas de la colonia Calero, un enorme edificio blanco que construyó el destacado arquitecto español del siglo pasado Sáenz de Oiza en el 58. Su dueño y nuestro anfitrión, Carlos, le enseña con orgullo a nuestro reportero Pablo Casado por qué decidió vivir allí y de dónde proceden sus joyas decorativas, que llenan toda la casa.
Unos escalones dan entrada al dúplex a través de un amplio y luminoso salón. Antiguamente era un tríplex, se ha reconvertido en dúplex para amoldarse a la vida de nuestro anfitrión y evitar las casas en cremallera que unían tres niveles compartimentados. La vivienda, con una superficie de 170 metros cuadrados, cuenta con un salón de 50, y es el espacio que más se utiliza. A Carlos le apasiona el arte, especialmente porque trabaja en el mundo de la belleza: es director de operaciones en Tacha Beauty. Una de las piezas que más cariño le tiene es un collage de Ana Milán, la actriz, que vende a través de Instagram.
Cada mueble tiene su historia. Los sofás gemelos fueron adquiridos por casualidad cuando paseaba por Alonso Martínez y en un portón enorme discutían cómo deshacerse de ellos. Él tan solo tuvo que ir al tapicero para arreglarlos, porque les costó tan solo 25 euros cada uno. La mesa principal la consiguió a través de un mercadillo, y es de diseño (Rubino), plegado en una sola pieza. Su precio original ronda entre los 1.150 euros, pero a él le costó tan solo 25 euros porque no sabían su valor al parecer.
El otro ambiente del salón cuenta con el comedor marrón. Aquí las sillas tienen toques más modernos, recordando incluso a las típicas sillas de salón de actos de colegio. La lámpara, de aleta de tiburón, es de los años 40. La consiguió por Wallapop contactando con un vecino. Solo tuvo que quitarle muchas capas de barniz hasta recuperar su color y textura originales. Al lado se encuentra la cocina, con mucha presencia de tonos marrones. Todos los electrodomésticos se encuentran integrados para no quedar visibles. Tanto la altura de la cocina como el de las escaleras están diseñadas para la altura y tamaño de pies de Carlos.
Terminando pasamos a la habitación de invitados, con 11 puertas de armario y con uno especial únicamente para sus gorras y un pequeño espacio para trabajar, aunque no trabaje mucho en casa. Pero las mejores vistas se encuentran en su habitación hacia el polideportivo del barrio. Se encuentra iluminada con luz indirecta y una puerta da acceso al baño, el cual también tiene acceso sin necesidad de pasar por el dormitorio para futuros invitados. Y, para terminar, su rincón favorito. Un vestidor enorme y perfectamente ordenado. En medio de tanta ropa, se encuentra la televisión.