Detrás de cada puerta se esconde una historia, y la de la Casa Rural El Polvorista es de las más curiosas. Fue propiedad de Aniceto, un pastor, vecino del pueblo, a quien un día sonrió la suerte con la lotería. A partir de ahí su historia conoce la gloria de la fortuna y la soledad de la ruina. Una casa rural para 20 personas divisible en apartamentos y que recuerda las viejas costumbres del pueblo.