Vecinos del barrio del Carmel en Barcelona están desesperados por el aumento de turistas que acuden a los búnkeres para hacer botellón y fiestas improvisadas. Los residentes del área están cansados del ruido, la suciedad y los problemas de movilidad que esto ha generado.
De madrugada, los visitantes llegan con grandes altavoces, música a todo volumen, luces de colores y hasta DJs para celebrar sus fiestas en los búnkeres, donde acuden con latas de cerveza, botellas de vino y otras bebidas alcohólicas que después dejan tirado por el suelo.
Los vecinos afirman que se convierten en auténticas discotecas los fines de semana. De hecho, estos lugares aparecen en guías turísticas y redes sociales como uno de los lugares idílicos para disfrutar de una fiesta alternativa en la ciudad.
Ante esta situación, el Ayuntamiento ha preparado un plan para cerrar el espacio con vallas y ha reforzado la vigilancia policial. Además, trabajan en una solución a largo plazo para cambiar la cultura visitante y evitar que este tipo de actividades sigan afectando a los residentes del área.