Endesa ha procedido este miércoles a la voladura de la chimenea de la Central Térmica de Andorra, de 343 metros de altura, para lo que se han necesitado 265 kilos de explosivo.
Construida entre 1978 y 1979 en hormigón, la chimenea de la central de 23,5 metros de diámetro en su base y 9,5 metros de diámetro en la coronación ha sido un paso más en el proceso de cierre y desmantelamiento de las centrales de carbón que la compañía está llevando a cabo y que completará en la península en el año 2027.
La demolición de la chimenea de la central, junto con la voladura de las tres torres de refrigeración en el pasado mes de mayo, ha supuesto un hito, no solo por el simbolismo de la estructura sino también desde un punto de vista técnico.
La voladura ha producido alrededor de 25.000 toneladas de escombros. Para minimizar la afección del polvo derivado de la explosión se han instalado en la dirección de caída cuatro piscinas de 220 metros cúbicos de capacidad que contenían agua de lluvia y procedente de los propios procesos de la central.
Ha sido necesario diseñar un exhaustivo procedimiento con el objetivo de garantizar unas condiciones absolutas de seguridad y efectivas de demolición.