El oeste de Canadá, con una superficie de 1,3 millones de kilómetros cuadrados, 2,6 veces el tamaño de España, en estado de emergencia ante la devastación de un millar de incendios forestales activos.
Las llamas avanzan sin control, y ya han destruido varios edificios en la ciudad más afectada, West Kelowna, con una población de 160.000 personas.
Ya han sido evacuados 15.000 vecinos, y otros 20.000 han sido advertidos de que en cualquier momento pueden tener que abandonar sus hogares. Miles de personas esperan a ser evacuadas por vía aérea. Ayer salieron 1.500 en diez vuelos y para hoy están programados otros 22.
En todo Canadá, que sufre su peor temporada de incendios forestales, están activos 1.052 fuegos. El primer ministro, Justin Trudeau, ha convocado un gabinete de crisis. “Hemos repasado, dice, los recursos federales que hemos desplegado, y qué más se necesita para mantener a los afectados a salvo”.
El humo está provocando un constante deterioro de la calidad del aire. "El humo ha sido una locura, dice Thomas Dryden. Provoca una calidad del aire como la de Pekín durante toda la semana. Este año es quizás un poco más aterrador que la mayoría, porque el fuego está más cerca de casa".
Las autoridades prevén fuertes vientos en el interior de la Columbia británica, lo que aumentará la peligrosidad de los incendios.
Este año, las llamas han destruido 139.000 kilómetros cuadrados de bosque, una superficie similar a la de toda Grecia.