Son los encargados de vigilar el tráfico aéreo de Barajas. Más de medio centenar de halcones patrullan las pistas para evitar que las aves choquen con los aviones. Su labor es fundamental para la seguridad en el aeropuerto.
Barry es uno de los 60 halcones que trabajan en silencio por la seguridad en el aeropuerto. Su misión: minimizar la presencia de aves en las pistas y facilitar la operatividad de los aviones.
Todos los días del año y por turnos vigilan los alrededores del aeropuerto. Entrenan para volar más tiempo y más alto para no interferir con los aviones.
Todos llevan un chip con los que están geolocalizados. Pueden volar durante dos horas seguidas y alcanzar los 200 metros de altura.
La cetrería es solo una herramienta de las que se toman para garantizar que las operaciones en el aeropuerto sean seguras.
Una vez finalizada su jornada, los halcones son llamados por un señuelo y serán premiados.