Rafael, un hombre de 67 años y amante del deporte, sufrió un infarto mientras practicaba natación en una piscina municipal de Madrid.
Gracias a la rápida intervención de un bombero, una voluntaria del Samur y el uso de un desfibrilador, logró sobrevivir.
El incidente ocurrió mientras Rafael subía por una escalerilla de la piscina. “Noté algo raro en mi cuerpo, pensé que me ahogaba”, relató.
Al percatarse de que se desvanecía, el bombero se lanzó al agua para ayudar al socorrista y a los monitores a sacarlo. La rápida coordinación de todos fue crucial para salvarle la vida.
Tras sacarlo del agua, la voluntaria del Samur y el equipo de emergencias colocaron el desfibrilador y aplicaron dos descargas.
En la segunda descarga vimos que la persona ya había revertido, explicó uno de los rescatistas. La colaboración con el 112 y las instrucciones precisas permitieron realizar una reanimación cardiopulmonar (RCP) efectiva.