Se veía venir. Los campos de regadío de Fuenlabrada pueden tener sus días contados. Plantar repollo o acelgas no es rentable. Están vendiendo sus productos al mismo precio de hace 40 años, a 30 céntimos el kilo.
Los agricultores no ven rendimiento. Trabajan los 365 días del año. Por eso los jóvenes no quieren dedicarse al campo. Ángel González, el presidente de la comunidad de regantes de Fuenlabrada asegura que han sido ellos los que han roto el eslabón de la cadena generacional. Han recomendado a sus hijos que no se dediquen a la agricultura, que no merece la pena.
Hace 50 años en Fuenlabrada había 90 explotaciones. Trabajaban más de 300 fuenlabreños en el campo. Hoy, quedan unas 20 plantaciones familiares. El ayuntamiento de Fuenlabrada les apoya incondicionalmente. Para el consistorio es un lujo tener, casi en pleno casco urbano, una isla productiva de hortícolas.
Los agricultores gastan más en el mantenimiento de las huertas que lo que ingresa. Por eso han protagonizado algunas movilizaciones para pedir ayuda a la administración. El Parque Agrario de la localidad es un valor en alza para el municipio.