El paisaje es desolador. Una pastelería cerrada. Un comercio de uñas cerrado. Una tienda de regalos también cerrada. Restaurantes. Tiendas de moda. Todo está cerrado a lo largo de una calle en el centro del distrito de Usera. Y es que los comerciantes chinos han hecho su propia cuarentena voluntaria. Muchos acaban de regresar de China de celebrar el nuevo año y están extremando las precauciones para evitar el contagio del coronarivus.
Por eso han decidido quedarse en casa durante 15 días para evitar "posibles contagios" a sus hijos.
Hemos hablado con un vecino chino del barrio. Acaba de volver de su país. "No tenemos ningún problema al entrar en la aduana, pero con 7 o 14 días cuidamos todo para no tener problemas".
La propia cuarentena que se han administrado llega hasta el límite de contratar a una empresa que les lleva comida a los domicilios y la deja en la puerta y otra que les baja la basura.
Hemos visitado la única farmacia abierta en el barrio. ¿Cuál es el producto más vendido? Las tan demandadas mascarillas.