En 1914 realizaron su primer rescate de personas en el pozo María Luisa. Forman parte de la Brigada de Salvamento Minero, la élite de este colectivo. Están entrenados para trabajar en las condiciones más duras y extremas.
Bajan de dos en dos, trabajan 40 minutos cada turno soportando 14 kg de equipo. Tienen que excavar entre 3 y 4 metros y, a medida que avanzan, asegurar las paredes con postes de madera.
Llevan la mina en la sangre y uno de ellos sufrió la parte más dura de este trabajo, perdió a su padre en uno de los mayores accidentes del carbón. 14 mineros murieron en el pozo de San Nicolás.
Ahora se enfrentan a su trabajo más mediático, pero ellos huyen de las cámaras y los focos. Centrados en el rescate, todas las esperanzas están puestas en estos ocho mineros.