Los vecinos de la calle Doce de Octubre están preocupados por el peligro que supone vivir cerca de zanjas que llevan dos meses mal señalizadas y delimitadas. Pilar, al igual que el resto de vecinos de su bloque, señala que las obras inacabadas están provocando situaciones de riesgo.
“Parecía la búsqueda del tesoro”.
“Empezaron las obras por San Juan, supuestamente para beneficio de los vecinos. Iban a dejar toda la calle en un mismo carril, con aparcamientos en batería y dejando más espacio para el peatón. El problema es que desde el principio se pasan el día abriendo agujeros y cerrando agujeros: cambiar una farola, una alcantarilla…. parecía la búsqueda del tesoro”.
Quitaron dos plazas de aparcamiento y un banco que había. Ahora están trabajando al final de la calle, cerca de Pío Baroja, pero han dejado las vallas mal puestas, muchas de ellas caídas por los golpes de coches.“Tuve que recolocar yo las vallas para que dejaran de sonar porque con el paso de los coches retumbaba todo”. Pero los coches siguen empujando la valla, que pretende delimitar un agujero en el que puede caerse cualquier persona y una larga zanja alrededor de toda la acera.
Las obras son calificadas por los vecinos como “chapuza”: “La mejora ha sido: olor a gas, pequeña inundación, abro agujeros…”. Además, algunos expresan que no están de acuerdo con la Junta Municipal del Distrito de Retiro en reducir el carril para añadir un aparcamiento en batería: “Habrá peor movilidad de los coches, más atascos, más contaminación atmosférica y acústica”.
Los negocios locales también apuntan a que afecta críticamente a su economía: “Pone en peligro nuestra subsistencia”.