El pasado 20 de enero, una explosión redujo a escombros los locales parroquiales de la Virgen de la Paloma en la calle Toledo. Una fuga de gas natural provocó el estallido de un edificio situado en el número 98. Murieron cuatro personas y once resultaron heridas.
Cada 15 de agosto en Madrid se celebra el día grande de la Paloma. Un equipo de Madrid Directo tiene la oportunidad de hablar con Alejandro Aravena, co-párroco de la Paloma y testigo de la explosión en la calle Toledo.
Las fiestas patronales en honor a la Virgen recuerdan a Javier Gandía, David Santo, Stefko Ivanov y Rubén Pérez, las víctimas mortales en la tragedia. Actualmente, decenas de paneles de aluminio cubren la fachada que saltó por los aires y terminó hecha escombros en la calle.
El párroco Gabriel Benedictino vivía en ese edificio desde hace siete años. Los días previos a la explosión, Gabriel estuvo confinado por coronavirus. El mismo día de la explosión fue justo cuando acudió al médico a realizarse una PCR, la cual confirmó que había superado la enfermedad.
A su regreso, un carpintero le convenció para ir a ver la disposición de unos armarios para el coro de la iglesia. Desde ese momento en adelante cambió la vida de muchos de ellos por lo que sucedió y lo que podía haber sucedido.
Ahora, el párroco Gabriel, Matías Quintana, superviviente de la explosión, y Alejandro Aravena, co-párroco de La Paloma, residen acogidos en un piso que les ha cedido la parroquia del Purísimo Corazón de María. Todavía no saben en qué momento podrán regresar a la calle Toledo.
Los tres supervivientes han estado preparando las fiestas en honor a la Virgen de la Paloma. Por segundo año consecutivo no habrá procesión y al templo solo se ha podido acceder por la entrada principal para celebrar la misa solemne y ver la bajada del cuadro de la Virgen.
El interior del edificio de la calle Toledo, cinco meses después de la explosión
El Juzgado de Instrucción número 35 de Madrid ha admitido a trámite el recurso de apelación presentado por la Parroquia de la Virgen de la Paloma para exigir que la explosión de enero en la calle Toledo en un edificio de su propiedad, residencia de sacerdotes entre otras funciones, en la que perdieron la vida cuatro personas y hubo once heridos, "se investigue debidamente y no se cierre de forma prematura".
El pasado mes de junio, un equipo de Telemadrid accedió al interior de este edificio. Comprobamos que el análisis del acero y del hormigón determinó que el edificio no sufrió daños estructurales. Se prevé que en 2022 será reconstruido y el 2024 podría volver a abrir sus puertas.
Pide que se continúe con la investigación y que se llegue hasta el final, ya que todavía se siguen desconociendo datos como cuándo comenzó exactamente la fuga.