Raúl se encuentra con Tomás, Fidel y Vicente, vecinos jubilados de Berzosa de Lozoya que nos muestran uno de los juegos más populares de la región y pero que ahora está en vías de extinción, la calva.
Nos cuentan que el juego procede de los pastores ibéricos y celtas y consiste en lanzar un cilindro de hierro y dar a un trozo de madera que está en el suelo a unos 8 metros. Al principio lo que se tiraba era un canto rodado llamado “marro” y lo que estaba en el suelo era un cuerno de vaca.
El nombre de “la calva” viene dado por el espacio donde se practicaba en sus orígenes, el calvero. El calvero era un terreno libre de maleza o piedras para poder lanzar mejor y evitar que se perdieran los utensilios del juego.
Después de echar una calva, Raúl se encamina hacia casa de Tomás, uno de los encargados de fabricar las calvas o trozos de madera a los que hay que dar en el juego. Llegamos y le vemos que está terminando de pulir una. Nos cuenta que tarda unas dos horas en fabricar una y nos enseña alguna de las garrotas que también elabora. Trabaja con una rueca y nos cuenta que mucha de la ropa que viste también se ha hecho con este instrumento artesanalmente.
Salimos de casa de Tomás y llegamos al potro de herrar del pueblo, que tiene la peculiaridad de estar hecho en parte de pizarra, que cogieron de uno de los cerros próximos. Después llegamos a la Fuente de la Hontana, que ofrece un agua de gran calidad por los los manantiales del entorno.
Por último nos hablan de una tradición que actualmente se ha perdido. Es la de “El Judas”, un muñeco de trapo que hacían los vecinos para subirle a un árbol y quemarlo debido que había sido el traidor de Jesús de Nazaret.