El Cerro de los Batallones se encuentra entre el valle del río Jarama y Torrejón de Velasco. Es considerado uno de los yacimientos más importantes del Mioceno a nivel mundial. Su excepcionalidad viene dad por la cantidad, calidad y variedad de restos fósiles que se han descubierto en esta zona.
Las investigaciones han descubierto el amplio ecosistema que existía en la región hace 10 millones de años. El paisaje era muy diferente respecto al actual, la diferencia más llamativa es que había un lago natural de agua dulce que ocupaba la parte central de la cuenca de Madrid.
Los yacimientos de vertebrados fósiles en el Cerro de los Batallones son uno de los descubrimientos más grandes de la paleontología española. Entre los restos encontrados el 98% son de carnívoros mientras que los ungulados son muy escasos. Este hecho es muy extraño, ya que en la naturaleza ocurre habitualmente lo contrario.
Entre los restos fósiles encontrados destacan los llamados dientes de sable, del tamaño de un tigre o leopardo. Hay restos de otras dos especies, una hiena primitiva, un anficónido, un oso y varios mustélidos. De herbívoros destacan rinocerontes, caballos y el mastodonte Tetralophodon. Junto a ellos hay rumiantes, un sivaterino y varias especies de antílopes.
El Cerro de los Batallones es una ventana excepcional al pasado y suministra información de gran importancia para el conocimiento de la geología. El hallazgo de los yacimientos se produjo de forma fortuita en 1991, como consecuencia de las prospecciones que una empresa realizaba en busca de una roca de uso industrial y sacaron a la luz huesos fósiles asociados a sedimentos arcillosos.
Hasta 1993 se excavó el primero de los yacimientos, denominado Batallones 1. En 1999 se reanudaron las labores mineras en el cerro y durante el seguimiento paleontológico se identificó el segundo yacimiento (Batallones-2). Desde el año 2000 y gracias a los seguimientos paleontológicos fueron descubriéndose nuevos yacimientos, un total 10.