La historia de Valdemanco está íntimamente unida a la piedra y la cantería. De hecho, a la entrada del pueblo se encuentra un monumento homenaje a los canteros que recuerda a todos los vecinos que trabajaron la piedra.
Visitamos la iglesia, conocemos el origen de la fiesta de la vaquilla y entramos en la farmacia, lugar de encuentro de veteranos y, en este caso, el vecino más joven de Valdemanco, el pequeño Abel.