La batalla de tomates más popular del país ha regresado a Valencia, después de tres años de parón. La localidad valenciana de Buñol, ha teñido de nuevo sus calles de rojo con toneladas de la fruta, que se ha lanzado entre los miles de asistentes a modo de munición.
La Tomatina ha vuelto, y desde primera hora de la mañana más de 8.000 personas se preparaban para el esperado festejo, que se celebra tradicionalmente el último miércoles de agosto.
Los asistentes, equipados con gafas, chanclas y bañadores han formado parte de una batalla de una hora, con 130 toneladas de tomate, 15 menos que en 2019.
Sobre el evento, que para algunos es un modo de soltar adrenalina, la alcaldesa de Buñol, Juncal Carrascosa, lo ha definido como 'un momento de catarsis, dónde todo el mundo se une en una fiesta que es una batalla pacífica, una batalla alegre'.
Los tomates utilizados en el evento no causan dolor, deben ser tipo tomate pera, y tener el punto de maduración justo. Además, a ello se le suma el agua, las mangueras están preparadas para desde las alturas remojar a la multitud en la 'pelea'.
Aunque la celebración vuelve, ha sufrido estragos por la pandemia, y finalmente han asistido 7.000 personas menos de las previstas, y menos visitantes de otros países como China, Japón o Australia. Aun así, se espera llegar a recaudar al rededor de 2 millones de euros.