Los trastornos mentales en sanitarios se mantuvieron en niveles muy altos al año de estallar la pandemia, aunque el porcentaje de profesionales afectados descendió levemente del 45 % al 37 %, una tendencia contraria a la de la población general, que subió del 23,4 % en la primera ola al 26,4 % en la tercera.
Son algunos de los datos, aún provisionales, del proyecto Mindcovid que ha expuesto este viernes su investigador principal, Jordi Alonso, director del programa de investigación en Epidemiología y Salud Pública en el Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM) y subdirector científico del CIBER en Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP) del Instituto de Salud Carlos III.
Con datos de más de 9.000 sanitarios de 18 hospitales, más de 2.500 pacientes con covid y sus contactos, y 3.500 personas como muestra de la población general, una primera parte del proyecto reveló hace un año cómo el 45,7 % de los profesionales estaba en riesgo alto de sufrir algún tipo de trastorno mental después de trabajar en la primera ola.
Un 3,5 % llegó incluso a tener ideas suicidas, más del triple de la media del resto de la población.
Casi un 15 % sufría un trastorno mental discapacitante que les repercutía negativamente en su vida profesional y social; el problema más frecuente en la primera ola era la depresión (28,1 %), seguida de ataques de pánico (24 %), ansiedad (22,5 %) y estrés postraumático (22,2%), valores que prácticamente duplican a los de la población general (11,2 %; 9,8 %; 10,9 % y 9,5 %).
Mujeres sanitarias jóvenes, personas con problemas mentales anteriores u hospitalizados por covid son los colectivos más afectados en su salud mental por los estragos de la pandemia, tal y como ha desvelado el investigador en el marco de la X Reunión del Centro Nacional de Epidemiología y la Sociedad Española de Epidemiología.
EL desgaste profesional o "burnout", más frecuente en las mujeres (52,9 % frente al 43,2 % de los hombres), aunque al año las cifras habían bajado al 46,3 % y 35,8 %, respectivamente.