Comercios y bares eran la señas de identidad de los barrios madrileños. Pero en cuestión de quince años su fisonomía ha cambiado. La pregunta es ¿cómo podemos conservar su esencia?
"Estoy al lado de la Gran Vía pero esto es un pueblo" Es lo que pensaba María José cuando llegó a este barrio hace 28 años.
En un nuevo local cool estaba hasta hace poco una tradicional zapatería. La mercería y la ferretería resisten, pero Gonzalo ha visto cambiar el sabor del barrio en el que lleva 48 años.
Con él recorremos la calle del Pez. Las porras han dado paso al brunch.
A pesar de ver más turistas que vecinos, están contentos porque este sigue siendo su barrio.