La rapidez con la que se están extendiendo los contagios está suponiendo un desafío para muchas empresas que no pueden contar con sus trabajadores, bien por contagio bien porque se ven forzados a hacer cuarentena. Y es que las bajas laborales se han disparado.
Según los cálculos de UPTA, la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos, el día 31 de diciembre se encontraban de baja por COVID 172.000 trabajadores.
Con la variante Ómicron desatada, la presión no se encuentra solo en los centros de salud, sino también en las empresas. En las últimas semanas (desde el día 25 de diciembre al 31 del mismo mes) la incidencia ha crecido un 13 %, pasando de más de 13.000 casos a los mencionados 172.000.
“Para que nos hagamos una idea, el último dato oficial que tenemos es del mes de octubre, por lo que queda muy alejado de este tsunami de bajas que se están encontrando las empresas con motivo de Ómicron”, explica Arturo Criado, subdirector de Invertia de El Español. “Al igual que la atención primaria, están colapsados y esto va a tener su repercusión en los próximos meses en la capacidad productiva que están teniendo las empresas y las industrias de nuestro país”.
Esta situación ha obligado a algunas comunidades como, por ejemplo, Madrid, a habilitar alternativas telefónicas para que se puedan tramitar todas las bajas laborales.
Aunque todavía es pronto para hacer un primer balance económico de la variante Ómnicron, en el Reino Unido las autoridades han alertado de que las bajas pueden afectar al 25 % del personal y en EE. UU. están sufriendo la cancelación de decenas de vuelos por falta de personal.