El estudio "El impacto de la edad de jubilación sobre la mortalidad", publicado por la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), señala que por cada año que se alargue la jubilación aumenta el riesgo de morir entre los 60 y los 69 años, dependiendo de la carga psicosocial del trabajo.
La Fundación analiza una muestra de trabajadores que empezaron a cotizar en 1966 y los compara con los que comenzaron antes y después de la modificación de la edad de jubilación anticipada en España.
Entre las conclusiones, el investigador Sergi Jiménez destaca que "depende del caso", pero "el riesgo de muerte sube 5,3 puntos porcentuales por cada año que se alarga el trabajo", especialmente para las personas que sufren estrés mental o agotamiento físico en la jornada laboral.
El estudio revela que el riesgo es más preocupante para obreros, operarios o mecánicos y Sergi Jiménez propone que la edad de jubilación sea "más flexible" y "pueda adaptarse con la mínima penalización" dependiendo del estado de cada persona. Según los datos del estudio, "tiene sentido que una persona con un trabajo tranquilo y sin problemas físicos o psicosociales pueda alargar su vida laboral, mientras otros deberían acortarla".