La nueva visita turística de moda en Madrid: las cocinas del Palacio Real
Foto: REDACCIÓN |Vídeo: Telemadrid
REDACCIÓN
Tras duros meses de pandemia que le dejó paralizado, el sector del turismo comienza a respirar en Madrid, aunque de forma lenta, y aún, sin turismo extranjero. De hecho, se calcula que siete de cada diez turistas este verano serán nacionales.
Los madrileños se convierten en turistas de su ciudad, y de pronto se reactivan nuevos lugares que pasan a ser visitas 'de moda'. Es el caso de las cocinas del Palacio Real, un lugar que nos traslada de pronto en el tiempo al pasado.
En el sótano del Palacio
Para visitar las cocinas del Palacio Real, hay que bajar al sótano. Es una zona ideal para recorrer en verano, por la temperatura, mucho más baja que la exterior.
Teresa, la guía turística, explica que estas son las únicas cocinas de un Palacio Real europeo que se siguen conservando en su lugar original y con el mobiliario y utillaje que utilizaron los reyes en su época, entre los siglos XVIII, XIX y principios del XX, ya que fue residencia de los reyes hasta 1931, con el reinado de Alfonso XIII.
En estas cocinas (sí, son varias) trabajaba mucho personal, porque estaban divididas en diferentes oficios: la panetería, la cedería, la repostería...
El oficio del ramillete se encargaba de la decoración de las mesas, con figuras elaboradas con azúcar. En la zona de repostería se conserva un horno del siglo XVIII y un enorme caldero de cobre en donde se preparaban dulces al baño María.
Los visitantes a esta ruta guiada descubren, por ejemplo, que estas cocinas se utilizaron durante el reinado de Isabel II y fueron mejoradas con Alfonso XII y Alfonso XIII. Una visita con sorpresas. Por ejemplo, encontramos el antecesor del microondas: el calientaplatos. Eran enormes mesas de metal que podían conectarse a la corriente eléctrica. Las usaban para calentar la comida una vez servida.
En estas cocinas encontramos todo tipo de objetos: moldes de cobre y cristal para tartas y bizcochos, heladeras, lecheras y hasta el antecesor del exprimidor de frutas, en forma de grifo en la pared.
La visita antes costaba 6 euros, pero ahora la han reducido a la mitad.