Hijos de Césareo Guerra es la empresa ubicada en el pueblo madrileño de Campo Real. Desde 1890 se dedica a la alfarería y fabricación de pavimentos de baldosas de barro, azulejos y ladrillos manuales artesanos, para obras nuevas o restauraciones antiguas. Actualmente es la quinta generación la que se encarga de la producción, dirigida por los tres hermanos de la familia.
La empresa cuenta con el único horno árabe que queda en la Comunidad de Madrid. Se construyó hace 100 años y se calienta con leña de olivo bajo su superficie. Ángel Guerra es uno de los hermanos que regenta el negocio y se dedica a la alfarería tradicional como hacían sus antepasados.
"Una pieza de barro pesa porque es macizo. Cuando están duros pasan a secarse en el secadero. Y del secadero pasan directamente al horno", explica. Las piezas se van colocando unas con otras para dejar el paso del fuego. Una vez que se cierra el horno la cocción es a 1.000 grados.
Cuando se cuece la baldosa, cambia de color y su sonido pasa a ser metálico. Estas baldosas suelen ir para obras que gustan los materiales rústicos, casas de campo o restauraciones. "Incluso pisos de Madrid o paradores nacionales para los suelos. Los tres materiales nobles de la construcción han sido el metal, la madera y el barro", indica. Para la calefacción radiante es maravilloso, porque absorbe el calor y lo va soltando poco a poco.
El proceso de fabricar la baldosa es el siguiente. En un molde, se echa la arcilla echa barro, se quita lo sobrante para dejar la cara de arriba fina y suave. "El proceso es artesano, como se ha hecho toda la vida", y para colocarla se pone en una base dura porque no se puede coger con las manos ya que se desharía. De aquí va al secadero y de ahí al horno.
Tienen una zona de exposición donde muestran los diferentes tipos de trabajo que elaboran. También muestran los suelos para que los clientes vean su forma. Realizan baldosas de barro, ladrillos, azulejos y esmaltados artesanales. "Los colores son esmaltes, se consiguen tirándolo sobre el barro y vuelven al horno", añade. El barro prensado tiene un acabado más suave y liso al estar apretado en máquina, mientras que el manual es más tosco o rústico.