En Los Molinos nos encontramos con un restaurante muy peculiar. Y no solo por sus increíbles paellas y su deliciosa ternera de la zona. Hablamos de La Fábrica de Hielo. Un espacio que, como su propio nombre indica, era una antigua fábrica de hielo que Juan, el propietario, adquirió en 1992 y lo restauró en su totalidad
La fábrica está dividida en dos salas: una era en la que se fabricaba el hielo y la otra en la que se conservaba. Y es que en esta fábrica se elaboraban barras de hielo de 1,20 x 30 metros que luego se distribuían por el pueblo. De hecho, la maquinaría que se utilizaba todavía puede verse en el actual restaurante, donde permanece como decoración.
¿Cómo conseguían hacer frío? A través de un compresor, de una concentración salina, amoniaco (de ahí el fuerte olor a amoniaco que había en este tipo de fábricas) y de una reacción química se conseguía generar mucho frío.
La cámara donde se conservaba el hielo, hoy en día un salón del restaurante, tiene el techo cubierto de las antiguas tuberías por donde discurría el amoniaco para ayudar a enfriar el espacio. Al tratarse de una cámara de conservación, el recinto está aislado del exterior, por lo que guarda perfectamente la temperatura: el invierno es caliente y en verano fresca.