El Museo del Prado ha inaugurado la exposición 'El maestro de papel', que estará en la sala D del edificio de Jerónimos hasta el próximo 2 de febrero de 2020, en la que se reúnen las cartillas utilizadas para aprender a dibujar hace dos siglos y en las que se recupera el "origen" de los emoticonos.
En la muestra se podrá ver el 'Tratado de las pasiones' de Charles Le Brun, dibujos de caras en los que queda reflejada la ira, la alegría, la risa o la tranquilidad y que el comisario de la exposición, José Manuel Matilla, ha calificado como "la inspiración" para los actuales emoticonos de las redes sociales. "Esta lámina determina los caracteres esenciales que configuran una pasión a través del rostro humano. Al final, es transmitir una idea a través de una imagen de forma sencilla, mediante la codificación, que es lo que hacemos hoy en 'whatsapp', por ejemplo. Está todo inventado", ha comentado con humor Matilla durante la presentación.
'El maestro de papel' reúne más de 100 piezas procedentes en su mayor parte de la Biblioteca del propio Museo del Prado.
Las cartillas reunía estampas basadas en la figura humana que se utilizaban para enseñar desde los siglos XVII al XIX --la llegada de la fotografía cambió la manera de enseñanza--.
Tal y como ha explicado Matilla, el objetivo de estas cartillas era el de la copia para facilitar el aprendizaje a alumnos de bellas artes y también a aristócratas que practicaban este arte. No obstante, también había detrás de estas publicaciones un interés económico y la difusión de la fama del artista.
Las cartillas recogen todas las partes del cuerpo humano, pero para los aprendices había un orden: se empezaban por los ojos, luego seguían por la boca, y luego la nariz, para ya dar "un salto de dificultad" y empezar a representar brazos, manos, piernas y pies. Hasta la llegada de las cartillas, se enseñaba la réplica con vacíos de escayola o esculturas.
Las cartillas eran ediciones "cortas y bastante irregulares" que hasta el siglo pasado no fueron consideradas "obras artísticas", según la otra comisaria de la muestra, María Luisa Cuenca. De hecho, hasta esa época sufrieron "el desprecio de la historiografía artística".
La idea principal del Prado era la de abordar las cartillas desde el 'caso español', pero con las adquisiciones de los últimos años --en especial las de la colección de Juan Bordes, que se sumaba a las de Madrazo y Cervelló-- y algunas cesiones se amplió a un campo europeo.
No obstante, obras como las de José de Ribera --tres estampas exclusivas que nunca llegaron a editarse-- forman la parte central.
También la cartilla de Villafranca, la primera española y de la que únicamente queda un ejemplar, o la de María del Carmen Saiz, una mujer académica a la que no se le permitía el acceso a la Academia de San Fernando y que se dedicó a la enseñanza. Pero también hay otras de artistas europeos, que principalmente salían de Italia a países como España o Países Bajos.
El director del Museo del Prado, Miguel Falomir, ha hablado de una exposición "con un grado de riesgo y experimentación", que se verá en una sala del edificio de los Jerónimos con una mayor luminosidad de lo habitual. "Queríamos mostrar el aspecto de un taller de artista, de ahí las paredes blancas: el aprendizaje no se hace a oscuras", ha concluido Matilla.