Un funcionario de la Policía francesa mató este jueves a 4 compañeros e hirió a un quinto en la Prefectura de París con un cuchillo antes de ser abatido a tiros, en un acto cuyas motivaciones todavía son investigadas por las autoridades. "Es un acontecimiento de una gravedad excepcional", subrayó el ministro francés del Interior, Christophe Castaner, quien en declaraciones a la prensa en la puerta de la Prefectura, a unos metros de la catedral Notre Dame, explicó que el atacante tenía 45 años.
Llevaba desde 2003 trabajando en la Prefectura de Policía, en el departamento de informática, y nunca había presentado dificultades de comportamiento ni había dado "ninguna señal de alerta", precisó Castaner.
Su domicilio fue objeto de un registro y su mujer fue detenida por las fuerzas de seguridad tras el ataque.
El fiscal de París, Rémy Heitz, indicó que se ha abierto una investigación por homicidios voluntarios y tentativas de homicidios contra personas depositarias de la autoridad pública. A ninguno de esos delitos se le ha dado en principio la calificación de terrorista, aunque Heitz precisó que se mantiene en contacto permanente con la Fiscalía Nacional Antiterrorista.
Fuentes policiales citadas por varios medios franceses hicieron notar que el funcionario se había convertido al islam hace 18 meses.
Christophe Crépin, portavoz del colectivo Francia Policía, relató a la emisora "France Info", por su parte, que el agresor, identificado como Mickaël H., había tenido problemas con la jefa de su servicio.
Los hechos ocurrieron hacia 13.00 horas (11.00 GMT), en el interior de la jefatura de Policía. El agresor utilizó un cuchillo de cocina primero contra colegas de su despacho, en la Dirección de Información, y luego salió a otras dependencias hasta que fue neutralizado en el patio.
Tres de las víctimas mortales son mujeres y el cuarto un hombre.
Emery Siamandi, un intérprete que se encontraba en el lugar, contó a la prensa que escuchó unos tiros, y que segundos después vio salir a tres policías llorando. En un primer momento Siamandi creyó que era un agente que se había suicidado, pero rápidamente entendió que uno de los agentes que lloraba era quien había abatido con su arma al atacante, que se había negado a soltar el cuchillo.
En pocos minutos, las fuerzas del orden establecieron un perímetro de seguridad en torno al edificio de la Prefectura de Policía que se fue ampliando y acabó cubriendo a toda la céntrica isla de la Cité, con barreras policiales en todos los puentes de acceso y el cierre de la estación de metro Cité.
Durante horas sólo se permitió el acceso a los vehículos de policía, las ambulancias y algunos coches oficiales como el del presidente francés, Emmanuel Macron, que quiso interesarse por los hechos y manifestar "su apoyo y su solidaridad" a los funcionarios.
También se trasladaron hasta allí el primer ministro francés, Édouard Philippe, y la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, que en un mensaje en su cuenta de Twitter dijo pensar en primer lugar "en las familias de las víctimas y en sus allegados".
El drama sucedió menos de 24 horas después de que miles de policías (entre 22.000 y 28.000, según los sindicatos) se hubieran manifestado en París para denunciar las condiciones de trabajo que viven cotidianamente, en un contexto marcado por la crisis de los "chalecos amarillos". Unas condiciones a las que atribuyen la ola de suicidios en este colectivo: desde comienzos de año, se han registrado al menos 51 suicidios de policías en Francia, muy por encima de los 35 que se quitaron la vida en 2018