Desde el siglo XVI, y hasta mediados del siglo XX, el oficio de guarnicionero fue muy habitual y valorado entre nuestra sociedad.
Actualmente este trabajo artesano y tradicional resiste en el Palacio Real. En el taller de Patrimonio Nacional, el guarnicionero real explica que son como "los sastres de los caballos".
Hasta el reinado de Alfonso XIII, todas las monarquías españolas tenían sus propias guarniciones personalizadas, "son de María Cristina, alguno hay de Alfonso XIII, mira, de Carlos III: el escudo y los tres palitos". Esta costumbre que se retomó con el entonces rey Juan Carlos I.
Aparte de la restauración, también realizan piezas nuevas cuando es necesario "vemos que nos falta el puntal, que es lo que cierra en la barriguera".
Oficios como el de guarnicionero cada vez son menos habituales a pesar de ser un patrimonio inmaterial muy valioso "hoy en día, pues ya me he quedado a defender lo que me enseñó mi maestro aquí dentro del Palacio Real de Madrid", nos dice Francisco.