La producción de armas de lujo para la corte del XVIII fue de las más importantes de la época. Tanto es así que los príncipes de toda Europa se preciaban de tener armas hechas por los arcabuceros reales de Madrid.
Estas piezas sólo se conseguían por regalos de los reyes y por los propios arcabuceros, siempre con permiso real.
Este puesto prominente de Madrid es un aspecto de la historia de la Villa bastante desconocido, muy pocos se acuerdan de los arcabuces madrileños actualmente y, sin embargo, para sus contemporáneos era lo más preciado y envidiado.
Álvaro Soler, Jefe de la Real Armería, explica que estas armas "eran joyas por la tecnología por la calidad del cañón y estos cañones los madrileños tenían un secreto que los hacían con herraduras viejas de caballo".
Así lo atestiguan los testimonios de italianos, franceses e ingleses, además una rica literatura, entre la que está la obra de Jovellanos, o de aparecer reflejada al detalle como símbolo de prestigio en retratos de pintores tan prestigiosos como Goya.
"Goya sabía mucho de escopetas madrileñas, era un experto, y siempre ponía las manchas de oro en los cuadros para decir esto es de Madrid " aclara Soler.