Eduardo Guerrero, un joven de apenas 24 años, abrió su propio restaurante, ubicado en el número 122 de la calle Caludio Coello del barrio de Salamanca, hace cuatro meses, tras pasar cuatro años en El Bohío.
Después del fin de semana y como cada lunes, Julio y Eduardo, padre e hijo, hacen acopio para la semana donde Higinio, en el Mercado de Vallehermoso. "Llevamos seis años, pero en el barrio llevamos más de 50", por lo que los restaurantes más punteros pasan por el mostrador de Higinio. "Tenemos la suerte de contar con su confianza y nosotros también procuramos estar a la altura".
Hace apenas cuatro meses, Eduardo abrió el Restaurante Adaly. Con tan solo 24 años recién cumplidos él es el chef y tiene claro lo que quiere. Tras cuatro años en El Bohío, de pronto decidió lanzarse a la piscina. "Vimos la necesidad entre los dos y no había mejor pareja con quien hacerlo que con mi padre", afirma el joven.
Una de sus especialidades es el pichón, del que aprovecha todas sus partes: la pechuga a la parrilla, la pata escabechada, las alitas y la carcasa para la salsa y con los interiores un sándwich.
Eduardo empezó a hacer sus propias recetas con tan solo 11 años. "Siempre ha tenido mucha mano. Hacía muchas cosas por intuición, que es lo que le caracteriza también. Tiene mucha intuición para mezclar los sabores, para potenciarlos", asegura su padre muy orgulloso.
La inspiración de Eduardo viene de su abuela y su madre. "Mi abuela cocinaba muy bien y mi madre también. Siempre me fijo en ellas y siempre que hacen ellas la comida me encanta". Ahora, solo tenemos que ir al restaurante para probar sus pichones, entre sus otros exquisitos platos.