Pedrezuela tiene una amplia naturaleza y biodiversidad. Prueba de ello son los numerosos espacios naturales protegidos que albergan gran variedad de flora y fauna. Entre ellas destaca el gallipato, un anfibio endémico de la Península Ibérica que habita en ríos y arroyos.
Es algo parecido a un tritón con la cola y cabeza aplanadas. A ambos lados de su cuerpo se pueden apreciar una hilera de tubérculos naranjas. Es a través de estos por donde aflorar las costillas del gallipato cuando el animal se encuentra en peligro. Es decir, es capaz de romperse las costillas para escapar de sus depredadores.
El tamaño más común de este animal oscila entre los 150 y 230 milímetros, rara vez superan los 300. Pero, además de los gallipatos, en Pedrezuela es posible encontrar otras especies parecidas como la rana común, el sapo corredor o el tritón ibérico.
Asimismo, destacan especies no anfibios como las aves migratorias: el águila calzada o el milano real. Pero la rica biodiversidad no se limita a la fauna. La flora es muy variada y abundante. Afloran con asiduidad los bosques de encina y pinares y los campos de cultivo se extiende a lo largo del paraje.
Al estar situado en las inmediaciones de la Sierra de Guadarrama y del Embalse de Pedrezuela, el término municipal del pueblo presenta una orografía accidentada con varias gargantas creadas por los arroyos y ríos. Por todo ello, la protección y conservación de estos espacios naturales es esencial para garantizar la supervivencia de las especies animales y vegetales del entorno.