Samuel es un claro ejemplo de que reinventarse es posible. Durante años vivió todo el boom de la construcción pero la crisis del ladrillo le llevó a cambiar de vida, para dedicarse a su verdadera pasión: los animales y las plantas.
Alquiló un terreno que ha convertido en una especie de “arca de Noé”. Una granja, en la que se mezclan caballos, perros, gallinas, conejos...La mayoría son animales adoptados. Muchos de ellos vienen de refugios.
Además, ha creado 20 huertos de los que once ya están alquilados. A él le sirve de ayuda y la gente puede matar el gusanillo de poder sembrar su propia tierra.
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