Las personas mayores de un centro de día en San Blas compartían un sueño: montar en globo. Y hoy se han convertido en aeronautas por un rato. Elevarse de manera apacible, sin ruidos, es otro mundo a la hora de volar y ellos y ellas lo han experimentado.
Carmen, con 92 años, se ha apuntado al vuelo aerostático y tras descender de la barquilla se mostraba feliz y decía no tener ningún miedo a las alturas. Detrás de esta sorpresa están sus hijas.Teodoro, ha obtenido su diploma. Es su bautismo en vuelo en globo. Un sueño, posible pasado los 80. Quién se lo iba a decir a Milagros, Estefania o Juana. A su edad, viajar el globo. Y es que la edad, a veces, es solo un número.