El hombre de 45 años, llamado Adolfo, siempre actuaba con el mismo modus operandi. Primero contactaba con los chichos presentándose como director deportivo. Luego, se reunía con sus padres a quienes les presentaba un proyecto deportivo que comenzaba con torneros de fútbol veraniego para continuar con cursos de tecnificación. En una ocasión, Catalina recuerda que el hombre “se bajó del coche con un chico y lo metió en el garaje”, un acto que ya le pareció inusual.
Ahora, ante el escándalo público desatado por la acusación de varios menores contra el ex-entrenador, muchas familias que dejaron sus hijos a su tutela durante los entrenamientos se están poniendo en contacto por Whatsapp para intercambiar testimonios, lo que ha provocado que se hayan destapado nuevos casos de abuso. “Cuando Adolfo me metía en el garaje me pedía besos. Me invitó una noche a dormir a un hotel” ha confesado un menor al hijo de Catalina.
Aunque este no es el único caso destapado. De hecho, muchas familias de alrededores de Getafe sabían el tipo de comportamiento con el que actuaba Adolfo, pero según comprende Catalina, muchas de las víctimas no hablaron por miedo o vergüenza a las consecuencias.
No obstante, sí que había muchos niños que denunciaban por tocamientos sin consentimiento y por amenazas, lo que lleva a Catalina a preguntarse cómo ha sido posible que haya seguido actuando a lo largo de los años.
Desde el escándalo, Catalina confiesa, entre lágrimas, que lleva varios días sin dormir y con cargo de conciencia pensando que su “hijo podría estar metido en algún cargo” sin que ella sepa nada. Por el momento, lo único que espera es que se haga justicia y no se vuelvan a cometer este tipo de delitos que afectan de por vida a los menores.