La sociedad actual demanda de los arquitectos algo más que una simple respuesta a los requisitos funcionales o técnicos de sus diseños urbanísticos o de interiores. Diseñar edificios saludables va más allá de construir edificaciones higiénicas, asépticas, eficientes energéticamente o con cero emisiones.
“Pensando en habitar espacios más saludables, el diseño ideal de un barrio sería aquel en el que se pudiera realizar cualquier actividad de la vida diaria como ir al Centro de Salud, a la escuela, al polideportivo o al lugar de trabajo caminando 15 minutos”. Así lo afirma en Fórmula Salud Adam Bresnick, profesor de Proyectos Arquitectónicos y de Fin de Grado en la Escuela Politécnica de la universidad CEU San Pablo.
En el diseño de interiores conviene tener presente que la elección de los materiales, el color, la luminosidad o la sostenibilidad de los mismos no son caprichos, sino que intervienen directamente en lograr espacios más saludables.
“Por ejemplo, apunta el profesor Adam Bresnick y responsable del Estudio de Arquitectura que lleva su nombre, una oficina o lugar de trabajo es más sano si se puede ver un cielo y un espacio verde”. Así de fácil.
Por eso cada vez más los arquitectos diseñan sus planos teniendo en cuenta cómo la construcción debe orientarse pensando en las ventajas saludables que puede aportar su creación a los ciudadanos que los habiten.