El agua es sinónimo de vida. A la vera de los ríos nacieron los primeros asentamientos humanos. Con el tiempo los madrileños hemos aprovechado hasta la última gota y hemos levantado imponentes presas, obras hidráulicas que nos han proporcionado su abastecimiento, y también rincones para el ocio y la práctica deportiva. Pero el agua se presenta en nuestra tierra de muchas y espectaculares maneras. Madrid desde el aire nos propone un viaje siguiendo el cauce de nuestros ríos, una travesía por “Los caminos del agua”.
Empezamos en Peña Cebollera, a 2.128 metros de altitud, en cuya cumbre nace el Jarama. El curso de este río atraviesa de norte a sur la Comunidad de Madrid. Durante sus primeros 15 kilómetros el Jarama se convierte en frontera natural entre nuestra comunidad y Castilla-La Mancha, atravesando en su camino el Hayedo de Montejo, reconocido por la UNESCO como Patrimonio Natural de la Humanidad. Cerca está la Cascada de los Litueros, la más alta del territorio madrileño.
El arroyo Aguilón es una de las cunas del Lozoya, en pleno corazón del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama. En su camino hasta Rascafría pasamos por las Cascadas del Purgatorio y por la zona de las Presillas, formada por varias piscinas naturales y punto en el que entrega sus aguas al Lozoya. Nos detenemos en el puente del Perdón y el monasterio de Santa María de El Paular. También en Buitrago del Lozoya, donde el río forma un meandro que nos deja una vista espectacular de sus aguas abrazando a la amurallada localidad.
Pinilla del Valle es uno de los cinco embalses que regulan el Lozoya y permiten que el agua sea distribuida por el Canal de Isabel II. Agua de gran calidad debido a la dureza de la roca que conforma el valle. El embalse de El Villar es la presa más antigua y la más grande es la del embalse de El Atazar. Casi uno de cada dos vasos de agua que bebemos los madrileños proceden de aquí. La última presa sobre el Lozoya es el Pontón de la Oliva, la primera infraestructura que llevaba el agua del río a la capital, aunque funcionó poco tiempo debido a que sufría filtraciones.
Volviendo al Jarama, pasamos por emblemáticas poblaciones muy vinculadas al río, como Patones o Torremocha del Jarama. Y circunvalando la capital por el este, llegamos al Parque Regional del Sureste, uno de los humedales más importantes de la Comunidad. En este punto el Jarama ya se ha encontrado con importantes afluentes, como el Guadalix y el Henares, y ahora es el turno del Manzanares. El madrileño río nace al pie de la conocida como Bola del Mundo, en la Sierra de Guadarrama, y en su recorrido forma el Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares, a la sombra de La Pedriza.
Aranjuez es el lugar donde el Jarama finaliza sus días como río, justo a las afueras de la ciudad. Al sur de la localidad está el Mar de Ontígola, una laguna artificial cuya agua es salada. Esto se debe a la naturaleza del suelo en el que se encuentra.