La población de leones salvajes africanos ha disminuido un 90% durante el último siglo, periodo en el que se ha extinguido en 26 países, y la cifra de esos felinos se ha reducido a la mitad en 25 años hasta situarse entre 20.000 y 30.000 individuos repartidos por una décima parte de su territorio histórico.
David Mascall, conservacionista en Kenia, alerta de que "nuestros hijos, nuestros nietos, no verán nunca nada de un león vivo....". El Fondo Mundial para la Naturaleza, conocido como WWF, aporta esos “datos alarmantes” con motivo del Día Internacional del León, que se celebra este jueves. El león es uno de los mayores iconos de la vida salvaje africana y el único felino que vive en grandes manadas (hasta 40 individuos), lideradas por un macho dominante.
Al ser uno de los mayores depredadores, este felino desempeña un papel esencial en el mantenimiento de poblaciones sanas de antílopes, búfalos, cebras, jirafas y ñus, y del equilibrio de la naturaleza en el continente africano.
Este gran félido está protegido e incluido en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) con la categoría de ‘vulnerable’, el paso previo a estar ‘en peligro de extinción’. Sus mayores amenazas son la pérdida de hábitats por expansión agrícola, la falta de alimento y la competencia con el ser humano por las presas silvestres, así como los conflictos con ganaderos, la caza furtiva y el comercio ilegal. A medida que crece el control sobre el tráfico de animales, como el tigre o el elefante, surgen nuevas víctimas como el león.
“Estos majestuosos animales son perseguidos, envenenados, trampeados, cazados para ser vendidos en mercados clandestinos para la comercialización de sus cráneos, pieles, dientes o su grasa, así como sus garras como elementos de bisutería. Además, en algunos países asiáticos se elabora vino con huesos de león como símbolo de estatus social”, según WWF.
Esta organización apunta que el tráfico de especies es equivalente al de drogas y armas, pero mucho menos arriesgado y perseguido, a pesar de que genera un impacto social y económico similar, además del correspondiente impacto sobre la biodiversidad.
Campaña 'Stop tráfico de especies'
Debido a su localización geográfica, España es uno de los actores europeos más destacados en las rutas internacionales del tráfico de fauna y flora. Por ello, WWF España desarrolla su campaña ‘Stop tráfico de especies’ desde 2017 con el fin de implicar a la sociedad en la lucha contra este crimen contra la naturaleza a través de la recogida de firmas y del compromiso de no adquirir animales exóticos protegidos vivos, sus restos o productos derivados, difundir los mensajes de la campaña y pedir al Gobierno que aumente los medios para luchar contra las redes organizadas y el tráfico ilegal.
Desde hace 60 años, WWF crea reservas y espacios protegidos para los leones y toda la vida salvaje que los acompaña. Así, en Soknot (sur de Kenia y norte de Tanzania) se ha puesto en marcha un proyecto para revertir la situación y duplicar el número de leones para 2050. WWF también lucha contra los furtivos y ha puesto en marcha proyectos de concienciación que han logrado que algunos de ellos se conviertan en guardaparques. Además, forma a los guardabosques que luchan contra la caza ilegal y trabaja con ganaderos y líderes tribales para lograr una convivencia armónica entre leones y humanos.