La solidaridad es un camino, una alternativa en un mundo donde hay millones de personas solas, desamparadas, atemorizadas, angustiadas y necesitadas. Las razones para ayudar son infinitas. Pero todas las personas que se deciden a ayudar a los más desfavorecidos coinciden en un mismo sentimiento: el voluntariado tiene premio porque produce una gran satisfacción personal.
Agradecemos la colaboración de Cáritas Madrid, CONCAES, Confraternidad Carcelaria de España, Adevida, Asociación Mosayco, Mensajeros de la Paz, Asociación Murialdo, Remar, Club Deportivo Anpehi, Médicos del mundo y Open Arms.
Pilar tiene 81 años y es profesora de religión jubilada. Trabaja como voluntaria en Adevida, Asociación en Defensa de la Vida, que ayuda a mujeres embarazadas sin recursos. Pilar ha hecho varios tipos de voluntariado y seguirá haciéndolo "hasta que la echen".
Elena tiene 35 años y es médica voluntaria de Médicos del mundo. Trabaja para eliminar las barreras que se ponen a la sanidad universal en España. También ha hecho voluntariado como médico en países de África, Asia y en el Mediterráneo Central.
Alberto tiene 28 años y es economista. Hace voluntariado en Asociación Mosayco como entrenador de baloncesto de gente con discapacidad intelectual. Trabajando con ellos se ha dado cuenta de que no son personas tan limitadas como pensamos, que son capaces de todo.
Luis tiene 31 años y es informático. Como Alberto Oeo, hace voluntariado en Asociación Mosayco y los dos entrenan al mismo equipo en Vallecas.
Antonio tiene 34 años y es entrenador de artes marciales. Es osteópata y decidió poner en marcha un ambicioso proyecto que pretende cambiar la vida de personas con diferentes capacidades mediante la práctica de artes marciales. Para ello creó el Club Deportivo Anpehi en Andalucía.
Iñaki tiene 55 años y un pasado como drogadicto que le llevó incluso a la cárcel. Se rehabilitó en un centro de Remar y ahora dedica su vida a ayudar a los demás trabajando dentro del proyecto Ángeles de la calle, con quienes visita los barrios más desfavorecidos para ayudar a sus habitantes.
Javier tiene 25 años, estudia marketing y hace voluntariado como socorrista en Open Arms. Ha participado en operaciones de rescate de inmigrantes en alta mar frente a las costas de Libia.
Loli tiene 65 años y es ama de casa. Es voluntaria en Mensajeros de la Paz y se ocupa del comedor social y del banco de alimentos de El Pozo. Por su experiencia, Loli opina que la crisis no ha terminado aún e invita a quien lo dude a visitar un comedor social.
Jesús tiene 72 años y tras una amplia vida profesional está jubilado. Es voluntario de CONCAES en la cárcel de Estremera y en Talavera en un centro de integración social, con la misión de trasmitir comportamientos basados en el perdón, la restitución y la reinserción.
Paula tiene 23 años y es trabajadora social y voluntaria en la Asociación Murialdo. Da clases de español a mujeres inmigrantes y también apoyo a mujeres maltratadas que no denuncian y no tienen ayuda institucional.