Además de los 1.400 Cercanías que circulan cada día por Atocha, también lo hacen de media y larga distancia, incluido el AVE.
Nos subimos a uno que acaba de llegar a la estación e inmediatamente tiene que volver a salir con destino a Valencia.
En escasos minutos un equipo de limpieza ha de dejar los vagones como nuevos.
Entre sus funciones, girar todos los asientos según el sentido de la marcha para evitar que algunos pasajeros se mareen.
Además de aspirar los vagones, vaciar papeleras, cambiar reposacabezas, limpiar los baños, reponer la prensa, alimentos y bebidas, todo en tiempo récord, han de revisar si algún pasajero se ha dejado olvidada alguna pertenencia.
Cuando esto sucede, mucho más frecuente de lo que imaginan, los empleados lo trasladan al departamento de objetos perdidos de la estación. De la mano de su encargado, comprobamos armarios y estanterías llenas de artículos cotidianos olvidados como teléfonos móviles, tablets, alimentos…, pero aquí también han guardado a la espera de que su dueño acudiera a recuperarlo, desde una enorme espada, recuerdo de Toledo, hasta una pierna ortopédica o la urna con las cenizas de un fallecido.