La odisea de los ganaderos madrileños durante el invierno más crudo que recuerdan

Aseguran que nunca habían visto un invierno tan duro. Filomena llegó y lo arrasó todo. Pero sobre todo se hizo más fuerte en el campo. Allí muchos animales murieron por frío o deshidratación y miles de ellos quedaron aislados.

El programa 'Mi cámara y yo' ha acompañado a Antonio, ganadero de Colmenar Viejo, en su primer viaje tras la nevada Filomena, para intentar llegar hasta sus animales. Toda una odisea con final agridulce.

Un camino imposible

Los caminos en el campo se han desdibujado por completo. No hay límites, solo nieve y más nieve. Si ya es difícil recordar así el camino exacto, aún es peor intentar avanzar sin que el coche resbale o se quede atrapado por la nieve.

"Esto es una catástrofe en toda regla. Estamos en peligro de extinción... No las especies, sino el ganadero", dice Antonio.

Durante el camino, Antonio tiene que bajarse varias veces y coger la pala para desenterrar las ruedas de su coche. También se encuentra con enormes ramas caídas que debe retirar para continuar su agónico viaje. Casi pierde una de las puertas de su vehículo por culpa del barro y se ve obligado a aventurarse por un estrecho paso bloqueado por un profundo charco.

Toda una aventura, sí, pero vital. Sus animales necesitan comer y con la nieve, no encuentran pasto para alimentarse de forma natural.

Antonio, que tiene cabras, vacas y corderos, llega al final de su trayecto, y al fin puede dar de comer a las reses. Pero justo allí encuentra un ternero muerto, casi enterrado entre la nieve. "Las madres no encuentran alimento y no pueden dar leche", nos cuenta apenado. "Esto sí que desmoraliza, porque nosotros a los animales los queremos con locura".

Antonio aún no sabe cuántos animales ha perdido. "Cuando la nieve desaparezca, ya veremos lo que nos encontramos".