Sólo unas horas después de que el Gobierno español dijera, en voz de la ministra Reyes Maroto, que las relaciones con Argelia habían vuelto a la normalidad, el ministro de exteriores argelinos se ha reafirmado en su ruptura con España.
En un nuevo comunicado deplora, además, las declaraciones precipitadas e infundadas, que lanzó la UE el pasado viernes intentado presionarles.
Argelia insiste en que la decisión de suspender sus relaciones políticas con España responde a consideraciones legítimas porque considera que el giro dado por Pedro Sánchez ha hecho que España se desvincule de las obligaciones y valores que figuraban en el tratado de buena vecindad. Mientras, Pedro Sánchez sigue guardando silencio sobre esta crisis por cuarto día consecutivo.
Argelia ha acusado a Marruecos de chantajear a España con Pegasus y la inmigración. En apenas un año, la política española sobre estos dos países y el Sáhara occidental ha dado un giro de 180 grados, rompiendo un consenso que duraba 50 años.
En abril del año pasado, España accedió a la petición de las autoridades argelinas de acoger al líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, a espaldas de Rabat y con un pasaporte falso. La iniciativa abrió una grave crisis diplomática.
Al mes siguiente, nos sobrecogían las imágenes de la invasión en la playa del Tarajal en Ceuta. Numerosos menores se encontraban entre los inmigrantes que invadieron la playa.
Y en marzo de este año se produjeron múltiples asaltos en avalancha a la valla de Melilla. Más de 5.000 inmigrantes entraron de forma ilegal en España.
El 18 de marzo España daba un giro a su postura oficial hacia el conflicto y respaldaba por escrito la propuesta marroquí de dar autonomía a la excolonia española. Sin pasar por el congreso y sin consultar a su socio de Gobierno.
El propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, refrendó ese cambio de postura diplomática, en una entrevista con el Rey de Marruecos. Una visita que también provocó controversia con la bandera de España colocada al revés y porque no se sabe todavía el beneficio de este cambio de postura.
Y saltó el caso Pegassus, sobre espionaje a varias personalidades de la política española, incluso al Presidente.
Este miércoles Argelia rompía el acuerdo de vecindad y relaciones comerciales con España, una ruptura que pone en riesgo a 3.000 millones de euros para las empresas españolas.