En la localidad madrileña de Villaconejos se encuentra el taller de Miguel Ángel Laguna, uno de los imagineros y restauradores de arte sacro más prestigiosos y reconocidos.
Este artista sacro reconoce que siempre ha tenido una gran inquietud por el arte, a lo que se sumó que su abuela fuera aficionada a leer las vidas de los santos. Dos hechos que, según nos cuenta, se fusionaron en él de pequeño: “el mundo del arte con esa pasión de mi abuela por esa iconografía y la vida de los santos”.
Los principales clientes de Miguel Ángel son iglesias, ayuntamientos, hermandades y cofradías, que le piden restauraciones de pinturas, tejidos, esculturas… “Siempre hay un dedo roto o una imagen que está desconchada”, explica el artista, encargado de dejarlas como nuevas.
Miguel Ángel tiene su propio taller en Villaconejos, donde confiesa que está “de sol a sol. Es mi cueva”. Desde allí manda su arte no solo a toda España, sino al resto del mundo, como al Líbano o a Jerusalén. “No solamente salen de Villaconejos melones y vino”, dice entre risas.
En la Iglesia de Betfagé, que se ubica en el Monte de los Olivos de Jerusalén, se encuentra un cristo realizado por el artista de Villaconejos. Y no es el único proyecto que tiene en la ciudad israelita, ya que en unos meses irá a pintar una capilla.